ya no existen letras para escribir. la pena es un papel en blanco pegado en mi frente. me enferma ly usar esta máscara no es lo mío, se nota por dentro, lo noto. puedo mentir, puedo mentirme, mentirnos, puedo intentar mentirle a mi cerebro, repetirme una y otra vez lo mismo pero no puedo ocultarme, todo alguna vez ve la luz. mis dedos quemados, la palma de mi mano cortada, mis intestinos que ruegan ser tirados en una bolsa de desechos biológicos. no hay palabras de aliento, no hay aliento en las sierras ni aliento conocido en la casa, todo el tiempo repito lo que no hay porque siento la falta. en muchos sentidos la falta es lo poco que nos une como seres. me pregunto si la falta nos debería conducir hacia alguna búsqueda, si eso que falta está en otro lugar, no lo creo, siempre habrá vacío. no hay nada que llene cuando la vida depende de nuestras manos humanas. el vacío de saber que no hay nada por quien llenar, ni a quien deberle ni demostrarle que queremos dejar de sentir esa falta, el vacío absurdo de hacer algo por uno mismo en un cuerpo que en descomposición